La salud es sinónimo de bienestar y tranquilidad, también en las finanzas. Si no tienes más que revisar periódicamente que todo está en su sitio, entonces es que van bien. Vamos a repasar en Mutualidad Caminos cuáles son las técnicas para mejorar tu salud financiera y prolongarla lo máximo posible en el tiempo.
Como ya sabrás, tener unos buenos ingresos no te garantiza la salud financiera. El foco hay que ponerlo, más bien, en la variable del gasto y el ahorro.
Es decir, debes saber gestionar el dinero para que los ingresos cubran tus gastos y tus inversiones, pero, además, para que puedas afrontar posibles imprevistos y, aun así, conserves o alimentes un patrimonio para futuras etapas de vida, por ejemplo, cuando tus hijos se formen en la universidad o cuando llegue tu propia jubilación.
Estas serían las principales técnicas para mejorar y conservar tu salud financiera:
- Debes gastar menos de lo que ganas. Si ves que vas al límite, es recomendable sentarte a hacer números, ver los ingresos y los gastos totales del último año, analizar los gastos mes a mes y planificar su reducción para los meses siguientes.
- Separar una parte de los ingresos y guardarla aparte puede ayudarte a reducir el gasto y comenzar a ahorrar. Es importante que dejes una parte de tus ingresos a resguardo de los gastos, que a veces son inconscientes y caprichosos. Puede ser en una cuenta de ahorro o en un depósito bancario. Luego, de año a año puedes decidir si lo dedicas en parte a amortizar créditos que tengas (por ejemplo, de hipoteca), lo destinas a fondos de inversión o, por ejemplo, a contratar un seguro de ahorro y aumentar su prima año a año.
- Planificar el pago de facturas y los pagos a plazos. Pagar todo a tiempo te evita el peso de las deudas y sus posibles penalizaciones. Si decides hacer pagos fraccionados o a plazos, introdúcelo en tu planificación mensual y anual.
- Tener suficientes ahorros para poder reaccionar sin problema a gastos imprevistos (por ejemplo, reparaciones de coche y del hogar, o tratamientos médicos) y que no te afecte al resto de gastos periódicos.
- Tener cubierto el largo plazo. Hay que contar con el capital suficiente para afrontar gastos que sabemos que van a llegar a largo plazo, como la compra de una vivienda, la educación de los hijos, la jubilación o los probables cuidados de la vejez.
- Sé muy riguroso con el gasto de la tarjeta de crédito. Puedes ponerte un límite o, como dijimos antes, protegerte apartando una parte de tus ingresos de tu cuenta corriente.
- No comprar mucho a crédito. Cuantas menos deudas, mayor salud financiera y, probablemente, mayor salud en general.
- Tener seguros de buena calidad. Contar con buenas coberturas reduce la probabilidad de sustos que dejen en la estacada.
- Planificar ingresos y gastos en el futuro. Contratar seguros de pensiones, seguros de ahorro, seguros de vida o rentas vitalicias te garantiza salud financiera para toda la vida.
Ya sabes, si quieres mejorar y prolongar tu salud financiera lo máximo posible, pon en práctica todos estos consejos.