Ayer, 12 de noviembre, pero del año 1895, nacía uno de los ingenieros de caminos más famosos internacionalmente, Manuel (Manolo) Alonso Areyzaga. Su fama no sólo se debe a su carrera como ingeniero, que también: fue el autor de una gran parte de los proyectos ferroviarios del Norte de España. Manuel compaginaba sus grandes trabajos de ingeniería con su otra pasión, el tenis.
Manolo Alonso, conocido como “El Matador” por la prensa deportiva de la época, siguió los pasos de su hermano mayor, José María, tanto en lo profesional como en lo deportivo. La familia Alonso, arraigada en España, vio cómo José María estudiaba ingeniería en Madrid, graduándose en 1916, mientras que Manuel completaba su grado en 1921. Desde sus años de bachillerato, Manuel demostró un talento innato en diversos deportes, incluyendo el esquí, el remo y el hockey, pero fue el tenis el deporte en el que se destacó más.
En 1911, Manuel se proclamó campeón de España en la categoría junior y luego, como senior, ganó los títulos absolutos en 1915, 1919 y 1920. Su talento lo llevó al escenario internacional, donde ganó el concurso internacional de San Sebastián en 1920, 1921 y 1922. También representó a España en París, Wimbledon, Bruselas y Amberes.
En su viaje a París, incluso derrotó al afamado William Totem Tilden, considerado el número uno de la época. La campeona Ms. Lenglen lo describiría como un “genio dejándose llevar por la improvisación”, mientras que Tilden elogiaba su revés “temible y de una velocidad asombrosa”.
Después de sus estudios, Manolo saltó a los Estados Unidos, donde ganó torneos en Nueva York y Buffalo. Su carrera tenística se desarrolló principalmente en América, alcanzando el segundo puesto en el ranking norteamericano en 1926 y figurando entre los diez mejores del mundo en los años 1925, 1926 y 1927. Finalmente, se estableció en Estados Unidos, casándose con una estadounidense, Elisabeth Wilson.
Manuel Alonso dejó una huella imborrable en la historia del tenis español, siendo uno de los primeros en ingresar al Hall of Fame de Newport, donde se honra a los grandes tenistas. Esta leyenda del tenis y compañero ingeniero de caminos, continúa influyendo en el mundo del tenis y en la memoria de quienes aprecian su destreza en la cancha.