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En 1939, el Ministerio de Obras Públicas de España publicó la “Instrucción para el Proyecto y Ejecución de Obras de Hormigón”, un documento pionero que estableció un marco normativo para el uso del hormigón en la construcción. 

La instrucción de 1939 llegó en un momento crucial, marcando un antes y un después en el sector de la construcción. En una época donde las técnicas constructivas variaban ampliamente y la estandarización era limitada, este documento introdujo un conjunto de normas técnicas y de seguridad para las obras de hormigón. Su publicación no solo reflejaba los avances tecnológicos de la época, sino también la necesidad de una construcción más segura y eficiente. 

No sería hasta el año 1944 cuando, con modificaciones respecto a la Instrucción aprobada en 1939, se aprueba definitivamente. En la Orden Ministerial de 26 de enero de 1942 se aprueba la comisión que llevará a cabo dicha revisión y que estuvo compuesta por: D. Eduardo Torroja Miret, D. Ramón Iribarren Cavanilles, D. Luis Aldaz Muguiro y D. Jesús Iribas de Miguel y que concluiría con la Instrucción definitiva. 

De aquellas apenas 50 páginas del año 1939 se han pasado a las más de 700 de la última Instrucción (EHE-08), que quedó derogada conjuntamente con la Instrucción de Acero Estructural (EAE) al publicarse el Real Decreto 470/2021, de 29 de junio, por el que se aprueba el Código Estructural. 

Innovaciones y Prácticas  

La instrucción abordaba temas fundamentales como la composición del hormigón, los métodos de mezclado y curado, así como las prácticas de diseño estructural. Estableció criterios para la selección de materiales, ensayos de calidad y procedimientos de ejecución, sentando las bases para las prácticas modernas en la ingeniería. 

Impacto y Evolución  

 El legado de la instrucción de 1939 es notable en la estandarización de las prácticas de construcción. Sus principios básicos aún influyen en las normativas actuales, aunque han sido adaptados y ampliados para incorporar los avances tecnológicos y los nuevos conocimientos en la ciencia de materiales y en la ingeniería sísmica. 

 

La instrucción de 1939 no solo fue un documento técnico sino también un símbolo de progreso en la ingeniería de caminos. Los principios establecidos, hace más de 80 años, continúan formando la base sobre la que se construye el mundo moderno de hoy. 

Su impacto va más allá de un conjunto de normas; representa el avance de la ingeniería civil hacia una era de construcciones más seguras, eficientes y sostenibles.