José de Echegaray y Eizaguirre, ingeniero, dramaturgo y político, nació en Madrid un 19 de abril de 1832. Su vida estuvo marcada por un afán insaciable de conocimiento y un compromiso inquebrantable con sus ideales.
Desde temprana edad, Echegaray demostró una curiosidad intelectual excepcional. Su formación inicial en la Escuela de Caminos de Madrid sentó las bases de su rigor académico y su ética del trabajo. El ambiente liberal e ilustrado en el que creció influyó en su visión del mundo.
Su incursión en la economía política, inspirada en las ideas de Frédéric Bastiat, lo llevó a defender ardientemente los principios del librecambio y a involucrarse activamente en la vida política de su época. Desde su posición como ministro y político, luchó por conciliar las libertades individuales con la estabilidad social, abogando por una sociedad fundamentada en el mérito y el esfuerzo personal.
Pero el legado de Echegaray no se limita a la política. Su brillante carrera como dramaturgo lo llevó a los escenarios de toda España. A través de sus dramas, abordó temas como la libertad religiosa, los conflictos sociales y los dilemas éticos, siempre comprometido con defender los valores liberales y la concordia entre las clases sociales.
En 1904, fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura, junto con Frédéric Mistral. Echegaray se convirtió así en el primer español en recibir un Nobel, independientemente de la categoría, que habían comenzado a otorgarse en 1901.
Este premio no solo honró su talento como escritor, sino también su compromiso con la educación y la difusión de la ciencia a través de sus numerosas contribuciones en revistas y sociedades científicas.
En diciembre de 1905, tras concluir sus responsabilidades gubernamentales, José Echegaray retomó su labor como presidente de Tabacalera y se dedicó a sus vocaciones. Impartió clases de doctorado sobre Física Matemática en la Universidad Central, participó en animadas tertulias con otros ingenieros en el Ateneo y continuó dedicado a los trabajos relacionados con la dirección de la Academia de Ciencias y la creación de la Sociedad Matemática Española.
Su devoción por la ciencia quedó patente en los actos de su último homenaje, celebrado en marzo de 1916, donde fue visto luciendo el uniforme de ingeniero de Caminos. A su fallecimiento, legó su biblioteca y la medalla del Premio Nobel a la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, consolidando así su legado y su contribución al desarrollo del conocimiento científico en España.
La vida de este ilustre ingeniero daría para escribir cientos de páginas: número uno de su promoción, profesor y secretario de la Escuela de Caminos, profesor de la Escuela de Ayudantes de Obras Públicas, ministro de Fomento y Hacienda, fundador de revistas, presidente del Ateneo, de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles y de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales entre otras entidades y un larguísimo etcétera.
Sí citaremos la nota curiosa de que fue la cara visible de los billetes de 1.000 pesetas que se pusieron en circulación en 1971.
La vida y obra de José Echegaray nos inspira a seguir luchando por un mundo basado en la libertad, la justicia y el conocimiento.