Juan Subercase Krets, nacido en Valencia el 1 de junio de 1783 y fallecido en Madrid el 25 de marzo de 1856, fue una figura destacada en la ingeniería de caminos, la política y la educación en España.
Desde joven, Subercase mostró un notable talento en matemáticas puras, física experimental y astronomía, además de estudiar humanidades y filosofía. En 1802, con la apertura de la Escuela de Caminos en el Palacio del Buen Retiro en Madrid, se le presentó la oportunidad de aprovechar sus habilidades y llevar a cabo la carrera de ingeniero de caminos. Tras aprobar los exigentes exámenes de ingreso, comenzó su formación científica en mecánica, hidráulica y ciencias exactas bajo la dirección del catedrático de la escuela José María de Lanz.
En abril de 1807, después de un breve retraso en su graduación, Subercase fue nombrado ayudante tercero de la inspección de caminos. Su primer destino fue la carretera de Andalucía, donde se encargó de la construcción de un puente sobre el río Guadiana. Sin embargo, la invasión francesa de 1808 interrumpió su obra y lo llevó a retirarse a Valencia. Posteriormente, influenciado posiblemente, por José María de Lanz, se trasladó a Madrid y fue nombrado ingeniero de segunda clase, encargándose del Real Canal del Manzanares.
A pesar de haber servido a los afrancesados, Subercase se unió a los patriotas en Cádiz tras la derrota de José I. Allí, enseñó geometría y cosmografía en la Real Academia de Guardias Marinas y geometría, planimetría y óptica en la Academia Militar. En 1814, tras ser rehabilitado, se reintegró a su empleo en Madrid. Sin embargo, fue enviado a Villafranca del Bierzo en 1815, donde enfrentó duras condiciones y falta de recursos. A pesar de ello, continuó trabajando y fue elegido diputado suplente en 1820, lo que lo llevó de vuelta a Madrid para cumplir con sus deberes políticos. Volvería a ser diputado en el periodo 1834-1836 y también durante el año 1853.
Subercase participó en la reapertura de la Escuela de Caminos y en la mejora de infraestructuras públicas. Tras el retorno del absolutismo en 1823, sufrió represalias y retornó a Valencia, donde se retiró con su familia y donde organizó instituciones educativas y enseñó diversas disciplinas. En 1833 fue nombrado catedrático y se reincorporó a la Escuela de Caminos, culminó aquel año con su ascenso a comisario de Caminos y Canales. Dos años después, en 1835, fue designado intendente de provincia como miembro de la Junta de Obras Públicas y visitador del Canal de Aragón y desde 1836 fue jefe de despacho de gobernación. En 1837 fue nombrado inspector general de Caminos, Canales y Puertos y director de la Escuela de Caminos.
Como director, Subercase amplió la plantilla de profesores, consolidó el plan de estudios y promulgó un nuevo reglamento. A pesar de enfrentar una rebelión estudiantil, persistió en su misión de elevar los estándares educativos. A lo largo de su trayectoria profesional participó en proyectos significativos como la regulación de ferrocarriles y la creación del canal de Isabel II.
En 1844 fue el responsable del “Informe Subercase”, conocidísimo documento del mundo ferroviario firmado junto con su propio hijo y Calixto Santa Cruz (todos ellos ICCP) en el que se definía el ancho de vía en España como de seis pies castellanos, decisión que ha permitido la conexión de Portugal (ambos países pactamos el mismo ancho de vía) y el histórico aislamiento con Francia, con vías de ancho inferior y, por ende, del resto de países europeos. Esta historia da para un estudio completo, del que ya se han escrito muchos capítulos.
En 1851, fue nombrado director general de Obras Públicas y consejero real, contribuyendo a la fundación de la escuela de torreros de faros y la regulación de las infraestructuras ferroviarias. En 1855, a los 71 años, fue reinstalado como director de la Escuela de Caminos, cargo que ocupó hasta su muerte en 1856.
Su vida y carrera reflejan un compromiso inquebrantable con la ingeniería, la educación y el servicio público, dejando un legado perdurable en la infraestructura y formación técnica en España.