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Félix Boix Merino, nacido el 26 de mayo de 1858 en Barcelona y fallecido el 11 de mayo de 1932 en Madrid, es recordado como un distinguido ingeniero de caminos, ferroviario y académico de Bellas Artes. Dejó su huella tanto en el desarrollo de la infraestructura como en el ámbito artístico de España.  

Hijo del renombrado ingeniero de caminos Elzeario Boix, quien contribuyó significativamente al proyecto del Canal de Isabel II y a la construcción de la presa de El Villar para el abastecimiento de agua en Madrid. Félix Boix siguió los pasos de su padre en el campo de la ingeniería. Tras completar sus estudios en 1880, destacando como el primero de su promoción, ingresó al servicio del Estado y fue asignado a la jefatura de Obras Públicas de Valencia.  

Boix demostró su versatilidad y liderazgo a lo largo de su carrera. Desde dirigir la construcción de canales en la vega de Lorca, Murcia, hasta ocupar el cargo de director en compañías ferroviarias como la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Cáceres y Portugal (MCP) y la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, su influencia fue crucial en el desarrollo y la modernización de la infraestructura de transporte en España. 

Su contribución más destacada fue la electrificación de tramos ferroviarios clave, como el del Puerto de Pajares, un proyecto que marcó un hito en la historia del transporte en España.  

En 1919 hizo un paréntesis en Norte, para dirigir el Canal de Isabell II hasta junio de 1920, cuando volvió a Norte como administrador-director de la compañía, puesto que mantendría hasta su muerte.  

Además de su brillante carrera como ingeniero, Boix también dejó una huella significativa en el ámbito artístico y cultural de su país.  

Su participación en debates y congresos sobre la economía y los ferrocarriles lo consolidó como una figura influyente en el ámbito empresarial y político. 

A pesar de sus éxitos en el mundo empresarial, Boix nunca abandonó su pasión por el arte y la cultura. Su colección personal y su compromiso con la difusión del patrimonio artístico español lo llevaron a colaborar con instituciones como la Sociedad Española de Amigos del Arte y la Academia de Bellas Artes de San Fernando. 

El legado de Félix Boix trasciende las fronteras de la ingeniería. Es un símbolo de dedicación, innovación y compromiso con el progreso de España. Su vida y obra continúan inspirando a las futuras generaciones de ingenieros y amantes del arte, recordándonos que el verdadero éxito radica en la capacidad de fusionar la técnica con la creatividad. 

Finalizamos este breve texto con una nota referente al carácter filántropo de Boix. En 1929 hizo una importante donación de seiscientas veinte estampas y setenta y una fotografías, que, junto con óleos, piezas de porcelana y otros objetos, fue la base para la formación del Museo Municipal de Madrid (hoy Museo de Historia de Madrid). 

En consideración a sus acciones en favor de Madrid, la villa le concedió una calle, que se encuentra en los aledaños del Cuarto Depósito del Canal de Isabel II, junto a Plaza Castilla.