El 7 de noviembre de 1940, el Puente de Tacoma Narrows, en el estado de Washington, colapsó solo cuatro meses después de su inauguración. Conocido como «Galloping Gertie» por sus constantes oscilaciones debido al viento, este puente colgante era el tercero más largo del mundo en ese momento y un símbolo de la modernidad. Sin embargo, su diseño ligero no aguantó adecuadamente los efectos del viento, lo que resultó en uno de los colapsos más famosos de la ingeniería.
El puente, diseñado por el ingeniero Leon Moisseiff, pretendía ser una obra eficiente y elegante, pero desde el principio presentó vibraciones bastante notables. A pesar de que los ingenieros de la época observaron estos movimientos, se subestimaron los peligros, pues no se comprendía del todo cómo las fuerzas aerodinámicas podían afectar estructuras tan grandes.
El día del colapso, los vientos alcanzaron los 65 km/h. Aunque no eran especialmente fuertes, estos vientos generaron un fenómeno vortex shedding, creando remolinos de aire a lo largo del puente. Estos remolinos, junto con la frecuencia natural de la estructura, provocaron un movimiento de torsión tan intenso que el puente comenzó a retorcerse. A las 11:00 de la mañana, después de horas de oscilación, el puente se partió y cayó al estrecho de Tacoma.
El colapso del puente se debió a la resonancia aeroelástica, un fenómeno en el que las fuerzas del viento coincidieron con la frecuencia natural del puente, amplificando las oscilaciones. El diseño, que no consideraba adecuadamente las fuerzas dinámicas, fue incapaz de soportarlo.
Este desastre cambió para siempre la forma en que se diseñan las grandes estructuras. Se comprendió la importancia de tener en cuenta las fuerzas aerodinámicas y otros fenómenos dinámicos en el diseño de puentes y edificios. El nuevo Puente de Tacoma Narrows, inaugurado en 1950, fue construido con un tablero perforado que permitía el paso del viento, evitando la repetición de la tragedia.
El colapso del Puente de Tacoma Narrows fue grabado en video por Barney Elliott, propietario de una tienda de cámaras, en lo que se convirtió en una de las primeras filmaciones de un desastre ingenieril. En 1998, la Biblioteca del Congreso seleccionó esta filmación para su preservación en el Registro Nacional de Películas debido a su relevancia cultural, histórica y estética. Un segundo rollo, descubierto en 2019 y grabado por el ingeniero Arthur Leach desde el lado oeste del puente, muestra una perspectiva única del colapso.
Ambas grabaciones se siguen utilizando en aulas de ingeniería, arquitectura y física como lección visual sobre la importancia de considerar los efectos de fuerzas dinámicas en el diseño de grandes estructuras.