Skip to main content

Es duro volver a la vorágine del trabajo tras las vacaciones. Más aún cuando se tienen personas a cargo y hay que tener en cuenta los lastres de los demás para volver a poner el barco a velocidad de crucero. En Mutualidad Caminos vamos a repasar algunos consejos para retomar la rutina laboral de la mejor manera y recuperar el ritmo sin atropellos.

Si eres empleado…

  1. Vuelve un poco antes

Lo ideal es que vuelvas un par de días antes del 1 de septiembre para tener un aterrizaje tranquilo y con buena visibilidad. Ese par de días para acostumbrarte al nuevo horario, recuperar dinámicas, restablecer hábitos, borrar correos, , retomar posibles tareas que dejaste pendientes… Cuando lleguen los demás y haya que empezar ‘en serio’, tú ya tendrás el ritmo cogido.

  1. Un par de días ‘soft’

Si no has podido volver antes, date un par de días para ponerte a punto (siempre que tus superiores te lo permitan), pero no lo alargues más. El primero es para situarte en la nueva realidad; el segundo para recuperar la operatividad. Hay quien tendrá que hacer las dos cosas el mismo día.

  1. Reestructura horarios

Aunque te cueste, recupera tu habitual hora de cenar y acostarte desde el primer día. No arrastres los hábitos vacacionales que, sin darte cuenta, te llevan hasta la madrugada. A veces nos decimos “poco a poco”. Pero funciona mejor cortar de raíz y hacer por ponerte en ‘modo trabajo’ desde el minuto cero.

  1. Planifica antes

Es importante que planifiques tu nueva rutina desde unos días antes de volver a trabajar: horarios, compromisos, compras, deporte… Si te incorporas al trabajo como un autómata, te sentirás más atropellado por las obligaciones. Llegará octubre y todavía estarás intentando organizarte.

  1. Ejercicio en la rutina

Seguro que quieres recuperar tu estado de forma tras el relajo vacacional. Prográmate un tiempo para hacer deporte o actividad física desde el primer día. Si no, luego, con la nueva inercia te costará mucho más.

  1. Agenda tareas y objetivos

A veces ocurre que, aun habiendo regresado a la rutina laboral, uno está un poco distraído, como en una nube, y deja de atender tareas no urgentes o no impuestas. Uno pierde un poco la brújula de sí mismo. Marcarte objetivos y tareas diarias o semanales ayuda a recuperar la conciencia de uno mismo y la operatividad, no sólo la laboral, sino familiar. Anótalo todo en el calendario, hasta hacer la compra.

  1. Sé flexible

Tampoco conviene exigirse demasiado, que no somos máquinas. Si te pones muchos objetivos, puede que llegues a octubre frustrado y enfadado contigo mismo. Traza un plan de tareas u objetivos que puedas asumir y comparte la información con tu equipo y con tu familia para apoyarte en ellos y, a su vez, tener en cuenta sus propios planes y objetivos.

 

Si diriges un equipo…

Puede parecerte muy ‘buenista’ lo que te vamos a contar, pero si tienes en cuenta lo duro que es regresar de vacaciones y sacas a relucir tu ‘yo’ más empático, puede que llegues a mediados de septiembre con el equipo a pleno rendimiento. Por eso…

  1. Da flexibilidad para volver.

Puede que ya sea tarde para este consejo. Reincorporarse un miércoles o un jueves ayuda a los empleados a empezar con mejor ánimo. Está demostrado que, psicológicamente, de esta manera los empleados se sienten más motivados y productivos al ver el fin de semana tan cerca.

  1. Fomenta momentos de desconexión

Sabes la fatiga que produce pasar de 0 a 6 horas delante del ordenador de un día para otro. Promueve descansos, reuniones y conversaciones en los primeros días de trabajo.

  1. Planifica el trabajo dando un margen

La rigidez, sobre todo en los primeros días, desmotiva y quema; y eso no nos interesa.

  1. Facilita la conciliación

Para conseguir plantillas con una actitud positiva es imprescindible facilitar la conciliación de la vida laboral y personal. Si los miembros de tu equipo tienen familia, puede que les cueste ajustar la rutina antes de que empiece el colegio. No se trata de adaptar el trabajo a la familia, pero sí de ser comprensivos sólo unos días, por ejemplo, dando un margen de entrada y salida, o la posibilidad de teletrabajar si están capacitados para ello.

  1. Haz pública tu hoja de ruta.

Es súper importante que tus empleados comiencen la última etapa del año sabiendo cuáles son los objetivos prioritarios y los secundarios, así como los tiempos para conseguirlos. Dedica tiempo a hablar con tus empleados sobre ello para que se alineen cuanto antes con lo que tienes en mente. Les ayudará a ponerse las pilas antes si piensan en una hoja de ruta más que si piensan sólo en tareas.

  1. Haz seguimiento de cerca

Puede que a algunos de tus subordinados les cueste retomar objetivos y tareas, o no tengan las habilidades para ponerse operativos en los primeros días, que hagan pereza o tengan bloqueos para empezar con algo. Es importante que te noten pendiente sin llegar a agobiar. Observa en qué está cada uno, pregunta por el ritmo que llevan, si hay alguna tarea que se les atasque, si han olvidado algo… No se trata de perseguir o sacar de defectos, sino de poner apoyos donde veas que haga falta. A veces basta con una conversación en la que repasamos el estado de un proyecto para impulsar su avance.