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La sensación de no llegar a final de mes o de no poder afrontar un gasto imprevisto genera una ansiedad como pocas cosas. En Mutualidad Caminos nos preocupa que pueda ocurrirte y queremos poner soluciones para que no te pase factura a la salud.

A veces se debe a un descontrol de las compras a crédito; otras, a la falta de previsión de un gasto, o a haberlo subestimado. A veces también puede sobrevenir un gasto grande de manera totalmente inesperada. Lo que sabemos es que vivir con el agua al cuello, la impotencia de no poder pagar y la sensación de endeudamiento constante oprimen y pueden darnos sustos a la salud si esa opresión se prolonga en el tiempo.

A veces el endeudamiento, quedarse a cero desde principios de mes, llega a ser un modo de vida y es, precisamente, la sensación de estar en una espiral sin salida la que nos asfixia y puede pasarnos factura a la salud.

Cuando se tiene familia, la sensación de falta de liquidez o de deuda puede disparar la ansiedad hasta niveles preocupantes: por un lado, uno no quiere repercutirle a los demás su angustia, pero tampoco quiere transmitir sensación de carestía.

Hay que poner solución cuanto antes y salir de esa espiral de angustia.

En cuanto detectemos que las finanzas no cuadran; que los gastos exceden los ingresos y empiezan a bajar los ahorros, hay que sentarse a pensar, bolígrafo y papel en mano, calculadora y hasta apps.

Cuanto antes tomes una decisión, mejor te sentirás. A veces, lo que nos oprime es, precisamente, hacer el esfuerzo ingente de sentarnos a calcular y tomar decisiones de recorte, más que el recorte en sí mismo, es decir, la sensación de “debo hacerlo y lo hago”.

  1. Lo primero es identificar la causa que está motivando ese desbalance: tal vez fue un gasto puntual que nos dejó en una situación que arrastramos desde entonces; o tal vez, se debe a un exceso de gasto prolongado.
  2. Lo segundo es ver si tiene solución: ¿el nivel de endeudamiento supera los ingresos? Es decir, ¿no puedo pagar todo lo que tengo comprometido?
  3. Lo siguiente es pensar de dónde puedo recortar. Aquí es donde hay que tomar las decisiones difíciles, más aún si sois dos los que tenéis que compartir esa decisión. Como no es fácil, suele ser una ayuda establecer una lista de prioridades y asumir que las últimas serán las llamadas a ser sacrificadas.

A mayor control, mayor tranquilidad

Tendrás que tratar de imponer y cumplir una disciplina de anotar todos los meses los grandes gastos y la suma de los gastos pequeños. De esa manera, verás si el recorte efectuado realmente está surtiendo efecto o se está sustituyendo por otro.

Cuesta trabajo concienciarse de la disciplina de control del gasto y mantenerla. Puede resultarnos incómodo porque nos hace pensar que estamos mirando demasiado el euro, e incluso puede generarnos estrés por ello. Pero si te habitúas a sopesar mentalmente, -incluso a anotar- lo que has gastado cada semana, también vivirás más tranquilo.

A veces, incluso no teniendo problemas de liquidez, lo que nos genera estrés es la propia sensación de descontrol, de no prestar atención a lo que gastamos. Por suerte, hay apps que te notifican el gasto con la periodicidad que tu deseas. Y también puedes pedirle a tu banco que te envíe alertas cuando tu saldo esté por debajo de cierto nivel.

Lo cierto es que la sensación de control te ayudará a sentirte mejor. Aquí mismo, en el blog de Mutualidad Seguros encontrarás más consejos para mejorar tu salud financiera. También te hablamos de las ventajas de tener un seguro de ahorro para garantizar tu tranquilidad en el futuro.25