Hoy, 3 de octubre, celebramos un acontecimiento que cambió para siempre la forma en que nos movemos por nuestras ciudades: la llegada del primer tranvía eléctrico a Madrid en 1898. Este hito marcó el comienzo de una nueva era en el transporte público, transformando radicalmente la movilidad en la ciudad.
Estos novedosos vehículos de tracción eléctrica, marca Thomson-Houston, fueron conocidos popularmente como ‘canarios’, por su característico color amarillo. En su día de inauguración, dos rutas distintas recorrieron las calles de la capital; de Sol a Serrano y de Recoletos al Hipódromo. Lo que hizo que este evento fuera aún más memorable fue el rápido crecimiento de la flota de tranvías eléctricos de color amarillo; en poco tiempo, Madrid contaba con 55 de ellos.
El tranvía eléctrico no solo fue una maravilla tecnológica de la época, sino también una solución que mejoró significativamente la calidad de vida en la ciudad. Reemplazó la tracción animal, lo que permitió una movilidad más rápida y eficiente. Esto no solo ayudó a reducir los problemas de tráfico, sino que también tuvo un impacto positivo en la calidad del aire y en la comodidad de los viajes urbanos.
Hoy, los tranvías vuelven a ganar relevancia en el transporte urbano. Son ecológicos, eficientes y cómodos, y muchas ciudades europeas los han adoptado nuevamente. España también ha seguido esta tendencia, con ciudades como Valencia, Barcelona, Sevilla y Bilbao reavivando su interés en los tranvías.
En Mutualidad Caminos, celebramos esta efeméride como un testimonio de la importancia de la innovación en el transporte y cómo puede dar forma a un futuro más sostenible y cómodo para todos.