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Para conocer el origen de nuestra profesión en España tenemos que remontarnos a la última década del siglo XVIII. Como muchos ya sabréis, fue Agustín de Betancourt la persona que fundó el Cuerpo de Ingenieros de Caminos y Canales y su escuela en el año 1799, cuando Carlos IV creó la Inspección General de Caminos, con el fin de evitar errores técnicos y económicos en las obras públicas de aquella época.

La Escuela Especial, dependiente del Ministerio de Fomento, en la que recibían instrucción los jóvenes que tenían que dirigir las obras públicas del Estado, comienza a funcionar en el año 1802. Los alumnos que concluían sus estudios en aquella escuela ya serían denominados Ingenieros de Caminos y Canales. La sede fue el Palacio del Buen Retiro, hasta su destrucción el 2 de mayo de 1808.

Fue un buen punto de partida, pero el atraso intelectual de la época, y también la urgencia de formar al personal requerido por el mismo Betancourt, propiciaron que los estudios tuvieran una duración de solo dos años. Las materias impartidas en el primer año eran la mecánica, hidráulica, geometría descriptiva, empujes de tierras y bóvedas y el dibujo. En el segundo curso se impartía el conocimiento de los materiales de construcción, la construcción de máquinas empleadas en obras, construcción de puentes, obras de prevención de estragos en los ríos y, por último, la de caminos y canales de navegación y río.

La realidad es que los comienzos de la escuela fueron difíciles. Más aún cuando pocos años después de su fundación, en 1808, el inicio de la guerra de la Independencia obligó a suspender las clases.

Después de varios años de idas y venidas, el restablecimiento de la Constitución de 1820 supuso la reapertura de la Escuela. Pero nuevamente, tres años después, vuelve a ser cerrada al derogarse la Constitución. Ya veis que no fueron unos inicios sencillos.

¿Cuándo pudo abrir la escuela definitivamente? Para llegar a esta respuesta tenemos que avanzar en el tiempo hasta el año 1834. Fue entonces cuando, por orden de la Reina Regente, vuelve a abrirse la escuela. Esta vez en el edificio de la Aduana Vieja, en la plazuela de La Leña, bajo la dirección del valenciano Juan Subercase. Desde entonces, ha permanecido abierta hasta nuestros días.

Pero hay una fecha más en nuestro origen: 1835. Un año más tarde de reabrir la escuela, los Ingenieros de Caminos y Canales asumen las competencias de Puertos. Un momento clave en la historia de nuestra profesión.