Es frecuente que en vacaciones uno acabe gastando más de lo esperado. El relax suele afectar también a la cartera, de manera que cuando uno vuelve puede llevarse algún susto al ver el estado de sus cuentas. Por eso, en Mutualidad Caminos te damos algunos consejos para evitar sorpresas en verano.
Si quieres evitarlo, e incluso conseguir lo contrario, ahorrar, puedes seguir algunos de los consejos que te damos.
Ahorra lo mismo todo el año
Si tienes programada la retención de una cantidad todos los meses y su desvío a otra cuenta, al menos evitas gastarte todos los ingresos del verano y no romper tu ritmo de ahorro. Cuando llegue septiembre, te sentirás satisfecho de comprobar que al menos esa cantidad mensual ha quedado a salvo.
Planifica con antelación
Lo más importante es la planificación del gasto con antelación suficiente: ver de cuánto dinero dispones, cuánto estás dispuesto a gastarte y si los planes que estás haciendo o ya has hecho encajan en esos límites. Mejor reprogramar algo que llevarte un disgusto después.
Conviene que esa planificación la revises a lo largo del verano, pues, aunque no estés de vacaciones, el verano invita a hacer muchos gastos extra incluso si estás trabajando.
Si puedes, evita agosto
Poder irse de vacaciones en junio o septiembre supone un ahorro considerable. Ahora bien, si tienes familia, sólo podrás irte en julio y agosto; y si eres autónomo, empresario o trabajas en una empresa pequeña, seguramente tu única opción sea agosto.
Programa por adelantado los grandes gastos
Es importante saber por adelantado cuánto te vas a gastar a grandes rasgos. Anota y suma los grandes gastos que puedes prever: los costes de desplazamiento y alojamiento; y los de actividades como cursos, talleres y campamentos. También, sobre todo si tienes familia, intenta dejar una partida para actividades puntuales de elevado gasto como celebraciones, entradas a espectáculos, parques de atracciones, etc.
El montante total te dará una idea de si estás cerca de pasarte de la raya y debes apretarte un poco el cinturón, o si aún tienes margen para introducir nuevos gastos de calado.
Vigila los gastos pequeños
Para esto son ideales las apps de control del gasto. Ya te recomendamos algunas en un post anterior.
Anota las compras, los caprichos espontáneos, las comidas y cenas que hagas fuera, las cervezas y los picoteos, la gasolina… Y revisa la suma total cada día o cada semana.
Al final, el descontrol del gasto cotidiano es lo que a uno le pega los sustos en septiembre. Ser consciente de ese desembolso diario en pequeñas cosas ayuda a frenarse en caso de necesidad.
Reserva una partida para gastos corrientes
Y, sobre todo, intenta cumplirla. Nos referimos a lo que gastamos en el día a día: eso mismo que habrás registrado en tu app de control del gasto.
Por ejemplo, si estás fuera, puedes proponerte no gastarte más de ‘X’ al día.
Como es probable que el límite te lo saltes algún día, vigila lo que gastas cada día o cada dos días para que luego no llegues a casa arrepentido de haber gastado tanto.
Sácale partido a los planes baratos
No todo lo que hagas tiene que ser necesariamente cool. Sobre todo, si tienes hijos pequeños, que multiplican el coste de cualquier plan, puedes proponer actividades que no por baratas son menos atractivas para ellos. Las excursiones, la piscina y los cines de verano con un bocadillo, o las puestas de sol en la playa haciendo picnic quedan en el recuerdo más que cualquier restaurante y te van a costar mucho menos.